viernes, 22 de junio de 2007

DESPLANTE

No es una suerte, ni siquiera un pase, sino la expresión de un desafío, un rasgo de valor en el que el diestro renuncia a las ventajas del toreo. Los desplantes, por regla casi general, se hacen a cuerpo limpio, prescindiendo del engaño. Suelen poner una guinda de valor a una suerte importante de la faena, y, sobre todo, a la faena misma en su final, inmediatamente antes de que el matador cuadre al toro para entrarle a matar. / Acto de descaro o desabrimiento del diestro con el público.


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